Viernes, 1 de marzo de 2024

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

El camino cuaresmal, hijos, es un camino de transformación, en el que la consciencia es invitada a transitar por el desierto en su interior, donde encontrará solo la soledad consigo misma.

En el desierto interior, serán probados por sus propios aspectos y por los aspectos del enemigo que, con su astucia, buscará confundirlos para que pierdan la fe y la firme decisión de entregar sus vidas.

Las grandes llaves para transitar ese desierto interno son el silencio, la humildad, la paciencia y sobre todo, hijos, la capacidad de ser transparentes con ustedes mismos, la capacidad de mirar de frente los propios abismos internos y aún así confiar en la Mano que los guía y que los llama a ir más allá de la condición humana.

El camino cuaresmal, es un camino desafiante, en el que las almas son purificadas y la fe a veces es debilitada para que sea fortalecida por el contacto directo con el Creador. En el camino cuaresmal, el adversario les muestra y les presenta las tentaciones del mundo y sus aparentes conquistas para hacerlos sentir que valen más los triunfos en la vida material y ser una persona de "bien", que caminar pleno de miserias en un camino de eterna batalla y sufrimiento.

Sus aspectos humanos y sus miserias en purificación los harán sentir que no son dignos de vivir la Promesa Divina y que la Gracia de Dios no alcanza en sus vidas para que puedan seguir caminando. Pero hoy, Yo les digo: "Vayan más allá, sigan caminando por este árido desierto, dejando que cada pisada en el camino los despoje del mundo y los colme de Dios".

Sigan caminando sin querer ver los resultados, sino solo confiados en que la Obra del Altísimo se está realizando en sus vidas, más allá de lo que puedan ver, percibir o sentir. Conozcan el potencial de la fe que crece, aun en la oscuridad; porque el camino cuaresmal, hijos, es un camino de transformación.

El camino cuaresmal es un camino de fortaleza, pero no de ver la fortaleza consolidada, porque ella solo se revelará en la Cruz. La Cuaresma es el tiempo de construir en su interior esa fortaleza, que paradójicamente se construye cuando se permiten partirse en mil pedazos y ser reconstruidos por Dios.

La fortaleza cuaresmal no es la fortaleza humana, sino la Fortaleza Divina, que se revela a través de la fragilidad humana; porque solo cuando los aspectos humanos den lugar a los Aspectos Superiores de Dios, ustedes serán capaces de percibir el propósito de cada prueba y sufrimiento.

En el Amor extremo y trascendente de la Cruz se reveló la fortaleza de la fe cuaresmal, y en la potencia de la Resurrección de Cristo, después de haberse dejado morir con una muerte que lo hizo quebrarse en mil pedazos, expresados en Su Carne flagelada, en Su Sangre derramada y Su Alma despedazada; fue entonces que, al resurgir de lo que parecía imposible de recobrar vida, la fragilidad humana reveló la Fortaleza Divina. Esto es lo que se gesta en el camino cuaresmal.

Por eso, caminen y den cada paso con un corazón humilde y dispuesto.

Permitan que la transformación suceda, que la vasija se quiebre y que el Alfarero Divino lo reconstruya para revelarles, a través de Su vasija nueva, Su potencial creador.

Tienen Mi bendición para esto. 

Su padre y amigo,     

San José Castísimo