Jueves, 4 de febrero de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DEL AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijos:

Que esta próxima maratón sea para el planeta una oportunidad única de liberación, antes de que el Armagedón se precipite con toda su fuerza sobre la consciencia planetaria.

En estos días nos uniremos a todos los orantes de la Tierra para que del Centro Mariano de Aurora se abra una puerta de liberación, de salvación y de rescate para las almas más pecadoras y sufridoras de este mundo.

En los días de la maratón nos uniremos a las coordenadas liberadoras de Aurora en conexión con el Chaco y con Medio Oriente, con la intención de enviar un gran impulso al planeta y, así, desarmar los planes del adversario de Dios para convertir a este mundo en una tierra de sombras y el potencial de amor del corazón humano en un potencial de odio y de rencor que destruye la esencia de los hombres.

Hijos, los seres humanos son parte de una creación única de Dios, aún muy misteriosa para ustedes mismos, como también para el universo. Su verdadero potencial no se manifestó en otro hombre, sino en Aquel que vino al mundo para mostrarles el camino del desarrollo humano, la capacidad de amar y de unirse a Dios y el amor que trasciende las leyes de la materia y que, incluso, vence aquella ley que, para muchos, es la única certeza de la vida en la Tierra, que es la muerte.

Si muchos creen que la única certeza que tienen es que un día morirán, ¿perciben ustedes la ignorancia y a qué distancia de la verdad está el corazón humano?

Si tuvieron delante de sus ojos el ejemplo de Aquel que venció a la muerte gracias al profundo Amor de Su Corazón, su única certeza debería ser la de que nada saben sobre sí mismos y, por eso, deberían caminar ávidos hacia el desarrollo del amor.

¿Ustedes no tienen al menos curiosidad de lo que realmente podrían vivir y expresar si salieran de su propia pequeñez para lanzarse a la vivencia del amor absoluto?

Es para mostrarles un poco su potencial de amor que les enviamos en misión a lugares olvidados del mundo y que les pedimosque dejen lo que están haciendo para responder al llamado orante, que dicta la verdadera necesidad planetaria. Porque en esos momentos, experimentan mínimamente lo que es elamor al renunciar a sus prioridades para reconocer la necesidad del planeta.

Espero que, en los próximos días, hagan el ejercicio de olvidarse de sí. Traten todo el tiempo de suplir las necesidades que presentan tanto el prójimo como las cosas materiales. No esperen que otros hagan por ustedes una obra que está al alcance de sus manos y, además de orar en unión con los misioneros, vivan también el espíritu de servicio abnegado y experimenten, por un instante, la fraternidad y el amor; experiencia que, si fuera vivida con plenitud, quedará grabada en sus consciencias por toda la eternidad y ya no podrán vivir de la misma forma, inmersos en su egoísmo. El amor es la razón de la existencia humana y, cuando lo experimentan de una forma verdadera, no pueden ser más los mismos.

Láncense en esta simple aventura de autodescubrimiento y, por unos días, permítanse salir de sí mismos. Dejen que en sus rostros corra el sudor del sacrificio por amor al Plan de Dios. Dejen que de sus corazones emerja el más sincero pedido de misericordia y que de sus bocas salga un verbo que se convierta en vida, en liberación, en redención y en salvación para la consciencia planetaria.

Que desde el Cielo el Señor contemple los puntos de luz que expanden en la Tierra y que en Su Corazón haya una nueva esperanza de que se cumpla Su Proyecto de Amor.

Su padre y compañero, orante y servidor de todos los tiempos,

San José Castísimo