Queridos hijos:
Llegará el tiempo en el que su fe y su confianza en Mi Hijo será probada.
Llegará el tiempo en el que sus vidas y sus consciencias deberán confirmar, verdaderamente, hasta dónde darían la vida por Cristo.
Llegará el tiempo de saber si, verdaderamente, le guardan fidelidad al Señor, más allá de ustedes mismos y de toda circunstancia.
Ese tiempo ya está llegando y ustedes deberán desenmascarar esos personajes del ego que ponen en juego su destino y su evolución.
Por esa razón, prepárense, oren y no intenten nunca más colocar la responsabilidad en algo externo.
Asuman su purificación con transparencia y ya no quieran esconder el poder que quieren ejercer sobre los demás; porque una vez más les diré que no quedará piedra sobre piedra, y eso comenzará primero en la humanidad.
Ya no adelantará que se justifiquen, que corran hacia otro lugar o que culpen con sus pensamientos o sus palabras a sus semejantes.
Asuman que tienen que cambiar algo, si en verdad dicen estar con Cristo.
Sean humildes, considerados y, sobre todo, tengan mucha gratitud por cada corrección y lección vivida. De lo contrario, si intentan cambiar su destino, verán en poco tiempo el resultado de sus elecciones.
Ya no es hora de tentar a Dios, porque la manipulación será la primera piedra que el propio Dios romperá.
Sean agradecidos y reciban con amor lo que sus ojos no pueden ver.
No se convenzan más a ustedes mismos de lo que creen ser.
Entregar la vida a Cristo significa rendición.
Les agradezco por obedecerme, porque no quiero que sufran más con ustedes mismos.
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz