Sábado, 25 de noviembre de 2023

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Queridísimos hijos Míos:

Que, en este próximo encuentro mariano de las 1 000 Ave Marías, sus voces incansables vuelvan a elevarse en súplica al Creador, para que se establezca la tan esperada paz mundial.

Para eso, queridos hijos, que en este próximo encuentro de las 1 000 Ave Marías, sus ángeles de la guarda y los ángeles guardianes de todos los orantes puedan interceder entre ustedes y Dios, elevando en oferta a los Cielos las más sinceras y honestas oraciones.

Quisiera que en cada nueva cuenta del Ave María que ofrecerán, pueda encenderse en ustedes el fuego divino de la oración; para que, como en Pentecostés, como en el Santo Cenáculo, descienda sobre ustedes el Santo Espíritu de Dios, que obrará a través de bendiciones y gracias sobre todos los que se autoconvoquen para este próximo encuentro orante.

Recuerden, Mis hijos, que su Santísima y Divina Madre se sirve, en cada fin de mes, del oratorio planetario de las 1 000 Ave Marías para interceder por las dolorosísimas y gravísimas situaciones que hoy enfrenta y atraviesa toda la humanidad.

Que sus oraciones verdaderas puedan abrazar a los más desprotegidos.

Que sus oraciones honestas puedan dar luz y entendimiento a todos los que toman las decisiones.

Que sus oraciones puedan detener el horror de las guerras y el derramamiento de sangre de los inocentes.

Que sus oraciones sostengan el equilibrio del eje de la Tierra.

Por eso, Mis hijos, les pido que, en este próximo encuentro mariano, sus voces se unan a las voces de todos los ángeles, y en especial a la voz de sus ángeles de la guarda, para que se cierren de una vez y para siempre las puertas del mal, y para que los más vulnerables y desfavorecidos sean protegidos, como así también la vida de todos los Reinos de la Naturaleza sea protegida.

Una vez más, Yo estaré atenta a la voz de las súplicas.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz

Viernes, 24 de noviembre de 2023

Apariciones
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DURANTE LA VIGILIA DE ORACIÓN

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Con la ternura de una Madre, que reina en los Cielos, vengo a su encuentro para que sepan y recuerden que la Luz Infinita de Cristo siempre triunfará en ustedes cuando confíen en ella, más allá de los errores, más allá de las pruebas, más allá de toda incertidumbre.

La Luz de Cristo es inextinguible y eterna, y es esta Luz que ustedes deben buscar incesantemente en estos tiempos en los que la humanidad, sumergida en la oscuridad, se olvida de que en su esencia profunda y eterna está Dios.

Como una tierna Madre, que viene a encender la Luz interna de todos Sus hijos para que el Amor de Cristo triunfe en las criaturas, así Yo vengo a encender, en diferentes regiones del planeta, la Luz de Cristo, especialmente en las almas que han vivido la tragedia de la guerra y de la persecución.

Nuestros Sagrados y Benditos Corazones, que están en el Cielo y que están presentes en la Tierra a través de la vida de todos los seres de buena voluntad, no se cansarán de repetirles, hijos Míos, que Nuestras Consciencias Divinas vienen a cumplir el Sagrado Plan de Rescate, aquel que fue visto por Juan, el apóstol, en sus últimos días, en las revelaciones del Apocalipsis y del Armagedón.

Pero hoy, quisiera, hijos Míos, que después de todo lo que aprendieron y escucharon de Mí, después de haber convertido sus vidas en una bendición, si así ustedes lo creen, quisiera que colocaran su mirada interior en los Cielos por todos aquellos que están perdidos en las tinieblas, que no saben lo que es el verdadero Amor, el Amor de una Madre que los ama profundamente y los consuela.

Este es el Mensaje que hoy quiero dejar aquí, en Figueira, para todos. Porque no sé en este momento, hijos Míos, cuándo podré retornar aquí, a Mi sagrada y bendita Figueira, Árbol Sagrado de los frutos de la redención; porque nos espera, hijos Míos, a Nuestros Sagrados Corazones y también a sus vidas, tiempos muy decisivos y definitivos, en los que todo lo que aprendieron a través de estos últimos dieciséis años deberán colocarlo finalmente en práctica; pues Nuestras Palabras, Nuestros Mensajes, Nuestras Gracias y bendiciones, Nuestra lluvia de Amor, deberán florecer en ustedes como virtudes y dones, como gestos cada vez más amplios de caridad y de amor, de aceptación sin condiciones del error del semejante o aun de los problemas que creen que él tiene.

Hoy, Mi Inmaculado Corazón les deja aquí la puerta abierta hacia la cristificación. No le teman a algo que no les hará mal, no le teman a algo que le hará bien al espíritu, al alma y a la esencia. Atraviesen la puerta hacia lo desconocido y no se conocerán.

Y aunque en estos tiempos descubran en sí mismos muchas más miserias, ya no se amedrenten, porque el mundo ya está muy amedrentado y castigado por las guerras. Coloquen sus miserias lejos de sus vidas, entréguenselas a Mi Hijo, que tanto las espera para transformarlas en Misericordia.

Y cuando piensen que su purificación es mayor o aun insoportable, recuerden a los que sufren verdaderamente en el mundo, de hambre y por las guerras y las enfermedades, recuerden cuántos hijos Míos están muy perdidos en el mundo, pero también recuerden cuántas Gracias recibieron, aunque la mayoría no fuera merecedora de ellas.

Les traigo la prueba de Nuestro inconmensurable Amor, de un Amor que no condiciona ni castiga; de un Amor que acepta, que entiende y que renueva, de un Amor que es capaz de darle una oportunidad a quien no la merece, porque todos, hijos Míos, aún están en el tiempo de la redención.

Abran sus corazones a las familias, que son la célula principal de este amado Proyecto de Dios en la Tierra. No las cuestionen, sino acéptenlas, porque es el amor y la cercanía que transforma todo. La condena y el juicio de las familias es un acto insensato de perdición y de desamor.

Muden la frecuencia de sus consciencias, contemplen a las familias y a la realidad planetaria, así como Nosotros las contemplamos. Imiten Nuestra mirada de Amor y de cercanía hacia las familias y hacia todos los que sufren; porque en verdad les digo, hijos Míos, que ninguno de ustedes sabe quién es en su esencia profunda y en su espíritu.

Pero desde los primeros pasos de la Cruz, desde las primeras Estaciones de la Vía Sacra, en cuanto Mi Hijo cargaba la Cruz de todo este mundo, Dios Me dio la Gracia de poder conocer en profundidad lo mismo que Él veía en cada uno de Sus Hijos, aunque muchos en ese tiempo ya estuvieran rebelados y repudiando a Mi propio Hijo, que dio la vida por ustedes y siempre la dará.

Esta es la esencia de quien quiere ser un apóstol, vivir estos principios y estos códigos tan simples, porque en verdad esto es lo que el mundo necesita.

Ya basta de guerras y de juicios, basta de divisiones y de separaciones; que sus vidas sean parte de la Fuente del Amor de Cristo, que cada hermano y hermana que se acerque a ustedes sienta el Amor de Mi Hijo; porque, si así lo fuera, se cumplirá.

Yo les traigo por última vez estas bases espirituales porque, en los tiempos que llegarán, no las pueden olvidar.

Mi Hijo vendrá al mundo para que rindan cuenta de todo lo que les entregó. Pero no se olviden de que Él vendrá como un Ser de Misericordia y no como un juez, Él vendrá a buscar los talentos que les otorgó. Y vivir Sus talentos es colocarlos en práctica en el día a día, en una vida profunda de oración y de súplica, en una vida de eterno e incansable servicio como de momentos de adoración.

Como una tierna Madre, vengo a enseñarles sobre el bien, porque el bien es lo que quiero para ustedes y para sus hermanos. Si las almas se sumergieran en la esencia del bien, la vida de las personas ya sería otra. Por eso, en esta superficie y en esta escuela, tendrán que aprender a amar todos los días, una y otra vez, porque el Padre Eterno es tan perfecto y bondadoso que nunca les permitirá que se salteen las reglas de la evolución. Porque Nuestros propios Sagrados Corazones también atravesaron esas reglas y las vivieron, aunque, en el mayor silencio y anonimato, Nuestras Consciencias ya fueran Divinas.

Nuestro Espíritu y Nuestra Consciencia, el Espíritu y la Consciencia de cada Sagrado Corazón, de Cristo, de María y de San José, reflejaban en la vida material la simplicidad del espíritu y la confianza plena en el Proyecto de Dios, a pesar del aparente fracaso que muchos creían que Mi Hijo estaba viviendo en el Calvario.

Por eso, Su triunfo se dio a través del silencio, Su triunfo se dio a través de la aceptación de todo lo que vivió. Aunque Su Sagrado Corazón no lo mereciera, el Dios Vivo, a través de Su Hijo Encarnado, aceptó y asumió todos los errores y pecados del mundo; así como Nosotros, los Mensajeros Divinos, lo seguimos haciendo.

Porque les confieso, hijos Míos, que no hay otra salida; tarde o temprano sus vidas deberán rendirse al Creador, más allá de las experiencias, de las idas y vueltas. Por eso, no se demoren porque ya no hay tiempo; acepten, a través de la vida más simple y profunda, vivir el voto honesto de la consagración, para que el mundo también sea consagrado.

Y, una vez más, les traigo el Reino de la Paz, para que la Paz no solo se establezca en ustedes, en sus familias y naciones, sino para que aspiren ardientemente a esta Paz, a través de la Luz Crística que hoy los bendice y congrega.

Yo nunca los condenaré. Mi Mano siempre se aproximará a ustedes, así como Mi Corazón Inmaculado se aproxima a ustedes, tornando la vida espiritual de cada ser en una caricia de Dios.

Si no pueden estar arrodillados, mientras estoy presente, no se preocupen; porque es el alma que debe estar postrada ante Dios, así como Su Sierva y Esclava está postrada en este momento ante el Trono.

Mis amados, ¿será que algún día, podrán ver a sus almas postradas junto a Mí ante el Trono de Dios, así como todos los coros del Cielo se postran ante el Padre?, para cantar perpetuamente Sus Nombres Sagrados y Benditos, para sentir en lo más profundo la felicidad de pertenecer a Su Reino Celestial, Reino Infinito y Universal al que todas las almas deberían ansiar y buscar incesantemente.

En este último día, de esta primera parte de la peregrinación, en Brasil, vengo a despedirme de Mis hijos de Figueira.

Por eso, les vuelvo a decir, hijos Míos, no le teman a lo desconocido, vuelen alto como las aves, alcancen la Fuente ardiente de Dios, que emana impulsos constantes de Luz y de Misericordia. Ya no se sientan amarrados a este mundo, crean en el Poder liberador de Cristo, Mi Amado Hijo.

Hoy, vengo a otorgarles, a todos ustedes y a los que escuchan en este momento, un paso más en la confianza de la consagración.

Tengan fe, Mi Hijo cumplirá Su promesa. Su hora ya se acerca. El tiempo del reencuentro, de tener al Maestro frente a ustedes, se aproxima; tienen que estar prontos para eso, porque será en la hora que menos piensen.

Es el tiempo de Su reaparecimiento, tiempo que se cumple a través de los Libros de los Maestros de Oriente, así como les fue anunciado a muchos instrumentos de Dios, que llegaría el tiempo del reaparecimiento de Cristo.

Hoy, quiero que Me puedan sentir como la Madre tierna de la Paz, que confíen sus almas a Mi Corazón, que confíen sus vidas en Mis Brazos, que se sientan seguros en cada caminar y en cada paso, que se puedan desprender del pasado, porque el pasado ya pasó, hijos, que puedan caminar confiados en el eterno presente y que puedan mirar al futuro con esperanza renovadora en el cumplimiento del tiempo de cura y de redención, del Advenimiento de Cristo, Mi Hijo.

A través de Mi Corazón, que aún dejaré abierto por un momento al Trono de Dios, Su Conciencia Cósmica e Infinita, Inmaterial y Eterna, los contempla y contempla al universo.

¿Cuántos, en este momento, se ven beneficiados de esto?


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Vamos a cantar la canción que ha pedido nuestra Madre para despedirla, en amor, gratitud y reverencia. Ella escuchará atentamente esta canción como una oferta de Sus queridos hijos: "Mirarte a ti".


Les agradezco por responder a Mi llamado.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Canten, dice nuestra Madre, desde lo profundo del alma y del corazón, como si le cantáramos a María por primera vez y tuviéramos la Gracia de expresarle todo lo que sentimos por Ella, así como Ella en Su inconmensurable Amor expresa todo lo que siente por Sus hijos.

Los que quieran consagrarse como Hijos de María pueden venir. Aunque aún no tengan el Manto de María, pueden venir, porque Ella les colocará su Manto Espiritual para consagrarlos como Sus hijos.

Cantemos.

Cantemos para María de verdad, entregando nuestra vida a Ella.

Que todos se acerquen al palco.

Nos consagramos a los pies de Su Altar.

 

La Señora de Luján tocará con Sus Pies a la Argentina y peregrinará en fe con Sus hijos para renovar el Propósito de esa amada nación.

Que así sea.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Para terminar, vamos a orar, ante nuestra Madre Divina, el “Ave María”, en portugués, en español y en inglés, para que ofrezcamos este momento por la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María.

Oremos.

Y vamos a agradecerle, todos juntos y como una sola voz, a nuestra Madre:

¡Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das!

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Sábado, 18 de noviembre de 2023

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Queridos hijos:

Durante estos días y debido a la gravedad de las guerras y al derramamiento de sangre inocente, Nuestros Tres Sagrados Corazones se encuentran intentando detener el mal que invadió la mente y el corazón de Mis hijos de algunas naciones.

Por eso, hoy Yo vengo especialmente a pedirles que, ahora más que nunca, Me acompañen en oración para que los Tres Sagrados Corazones intervengan por todas las familias y especialmente por los niños que sufren la guerra, la aniquilación, la invasión y el maltrato.

En el nombre de Nuestro Creador y Señor del Universo, vengo a pedirles que las armas sean detenidas para que no se siga abriendo la puerta incierta de la maldad en el mundo.

Vengo a pedirles, en el nombre de Dios, que ya no predominen los intereses de las naciones, para que los más desfavorecidos no se vean en la urgencia de escapar del terror y de la muerte.

Queridos hijos, este es el esperado tiempo de la tribulación y del Apocalipsis. Por eso, más que nunca, Yo vengo a pedirles que todos los días reconozcan la Presencia de Dios en ustedes y que, a través de la Presencia Divina, recuerden que todos son hermanos y hermanas de un mismo Padre que está en los Cielos. Así, Mis hijos, el mundo como un todo no se seguirá apartando del Amor y de la Luz.

Rezo, día y noche, para que el mundo alcance la paz. Recen Conmigo todos los días, a fin de que los ángeles, atormentados por las guerras, se puedan sostener.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz

 

Después de transmitir el Mensaje semanal, Nuestra Señora acompañó la consagración de la Santa Eucaristía, según el relato siguiente:

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Vamos a celebrar junto con nuestra Madre este momento de consagración.

Nos disponemos, en este momento, para participar de este misterio de Amor que Cristo nos dejó en la Presencia de María, Nuestra Señora.

Y, en el silencio de nuestro corazón, ante el Corazón de María, de la Reina de la Paz, purificamos nuestro corazón, nuestra consciencia; para que, bañados por Su Amor Maternal, preparemos nuestro mundo interior para volver a recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que serán transustanciados en esta celebración que María acompañará con atención y detenimiento.

Nuestra Madre nos dice, en este momento, que en la noche cuando Jesús estaba reunido con Sus apóstoles, Ella en otra parte de Jerusalén estaba reunida con las santas mujeres y, a través de sus espíritus, de sus consciencias, se unieron al sacrificio del Hijo de Dios, sacrificio que en el éter de la Tierra dejaría plasmada la presencia eterna de Su Amor y de Su Misericordia por las almas.

Y, en esa hora, todos los pecados desde Adán y Eva hasta el presente, hasta el final de los tiempos, estaban siendo contemplados por Nuestro Señor y por Nuestra Señora que, en reparación y en amnistía, ofrecían a Dios por medio de los ángeles.

Así, esa Comunión, que Cristo ofició y celebró con Sus apóstoles en la Última Cena, llegó a María, nuestra Madre, y a las santas mujeres, a través de las manos de los ángeles, por medio de una forma luminosa de Luz, forma que ingresó en el alma de María y de las santas mujeres para establecer definitivamente esa alianza con la Voluntad de Dios por intermedio del Hijo Primogénito.

En esa noche, en la que Jesús se encontraba con Sus apóstoles y María estaba reunida con Sus discípulas, las santas mujeres, cuando Jesús tomó el pan y lo elevó a Dios en acción de gracias, en ofrecimiento y en sacrificio, María le pidió a Dios que Ella pudiera morir espiritualmente junto a Su Hijo, por la remisión de todos los pecados que habían sido cometidos desde el principio, desde Adán y Eva hasta el final de los tiempos, para que las almas pudieran recibir la abundancia del Amor de Dios, ese Amor que los renovaría y que los ayudaría a seguir adelante en cada paso.

Así, Jesús partió el pan y ofreciéndolo a Sus compañeros con una mirada paterna, amorosa y atenta, les dijo, así como le dijo a Su Madre y a las santas mujeres, en espíritu: “Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
 

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
 

Reverenciamos.

Y, así, la forma de Luz ingresó en los apóstoles, en María y en las santas mujeres, preparándolos para la Dolorosa Pasión de Jesús.

Y, antes de consumar esa alianza con el Eterno, Jesús tomó con Sus Manos el Santo Grial, que elevó a los Cielos, también en ofrecimiento y en sacrificio por las almas.

En ese momento, María Santísima y las santas mujeres, en Comunión Espiritual, se ofrecieron para ser las primeras celadoras de la Preciosa Sangre de Cristo, que sería derramada desde el momento de la flagelación hasta lo alto del Monte Calvario y, así, se pudiera establecer, en honor al Hijo de Dios, la ciencia espiritual de la Vía Sacra, de los impulsos crísticos que el Maestro dejó impregnados y grabados en cada paso de la Cruz.

Así, Jesús después de haber transustanciado el vino en Su Preciosa Sangre, pasó el Cáliz a Sus apóstoles y, en espíritu, a las santas mujeres, por medio de los ángeles, diciéndoles: “Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, la Sangre de la nueva y eterna alianza entre las almas y Dios, la Sangre del Cordero que será derramada por la remisión de todas las faltas, hagan esto en memoria de Mí hasta que Yo retorne al mundo”.
 

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
 

Reverenciamos.

Y, en ese momento, los ángeles que estaban presentes en la transustanciación del pan y del vino, en la Última Cena, pusieron a disposición, a partir de ese tiempo y hasta el final de los tiempos, todos los cálices que recibirían el ofrecimiento de las almas que se consagrarían y vivirían por Cristo y en Cristo.

Así, colocamos nuestra alma y nuestro espíritu ante ese ofrecimiento; colocamos nuestra vida y nuestra esencia dentro de esos cálices para que, como esta celebración, esos cálices sean ofrecidos a Dios en reparación y en Misericordia.

Así, Jesús elevó Su Cuerpo y Su Sangre para testimoniar la Presencia Infinita y Misericordiosa del Amor de Dios.

Los apóstoles, María Santísima y las santas mujeres contemplaban, en ese instante, la institución del Legado Crístico de Amor y de Redención.
 

Oración: “Padre Nuestro”.


Y, así como Cristo representa la Paz universal y la Paz para el mundo, invocamos, junto al Corazón Inmaculado de María, el descenso de la Paz.
 

Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.
 

Y, así como compartimos la Paz de Cristo, vamos a irradiar la Paz de María a cada Cristo Interno.

Y, vamos a anunciar, en este momento, la Comunión Espiritual a todos los mundos internos y las almas que están en el mundo y que necesitan de esa Presencia Crística interior.

A pedido de María, en este momento de Comunión, vamos a cantar “Haz de mí nada”, para que en ese vacío interior que tenemos que buscar en cada paso, podamos ser colmados del Todo, de la Presencia de Dios.

Domingo, 12 de noviembre de 2023

Apariciones
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN EL NÚCLEO-LUZ SAGRADO CIELO, BELO HORIZONTE, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL ENCUENTRO DE ORACIÓN DEL DÍA 13

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Gracias, hijos Míos, por haber respondido una vez más a Mi llamado.

Yo Soy su Madre, la Madre del Sagrado Cielo de Dios, y hoy les traigo las Bóvedas Celestes, los diferentes Cielos de Dios, para que las almas se puedan unir al Padre a través de la sagrada presencia de los ángeles y de los santos.

Hoy, un rayo del Cielo toca a la Tierra herida para que las vertientes del mal se disuelvan, para que los corazones puedan renacer en la esperanza y en el amor que perdieron, para que los que están desprotegidos puedan estar bajo Mi Manto.

Hoy, queridos hijos, no solo vengo por ustedes, sino también por toda la humanidad. Vengo como la Perpetua Madre de la oración que clama por Sus hijos día y noche ante Dios, principalmente por aquellos que se pierden en estos tiempos.

Con la Luz de los Cielos de Dios, como la Madre del Sagrado Cielo del Padre, vengo a derramar la Luz de Mis Gracias, la Luz de Mis Bienaventuranzas, la Luz de Mi Eterno e Inmaculado Amor, para que los corazones sientan el alivio del Cielo, para que las almas que claman escuchen la respuesta de Dios en su interior.

Hijos Míos, que, en este tiempo final, cada uno de ustedes, como alma buena de Dios, pueda seguir unido a Mí en oración perpetua; así como muchos de ustedes, en este lugar bendecido por el Sagrado Cielo del Padre, dedican su día a día a la adoración del Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo para que el equilibrio en la humanidad se pueda mantener, para que el eje de la Tierra se mantenga en su armonía y en su paz, a pesar de las atrocidades de estos tiempos.

Queridos hijos, Yo los invito a elevarse en espíritu a los Sagrados Cielos de Dios; porque recuerden que aquí, en el Reino de los Cielos, que hoy le traigo a cada uno de ustedes, existe una morada que los espera, en donde guardarán eternamente su experiencia de la Tierra, principalmente las experiencias de amor, caridad y misericordia.

Por eso, sigan obrando en el nombre de Mi Hijo. Sigan siendo pacificadores en la Tierra, para que la paz que reina en el universo descienda al planeta y especialmente a los lugares en donde se vive la guerra y el conflicto; porque mientras las naciones y los pueblos estén enfrentados, las puertas del mal permanecerán abiertas y todo sucederá.

Por eso, con un cariño maternal y especial, les agradezco a los valientes corazones que son decididos y disciplinados en la vida interior, en la vida del espíritu, a través del Santísimo Sacramento del Altar que siempre los renovará y los pacificará, que siempre los colocará en el lugar y en el camino correcto.

¡Cuánto desea Mi Corazón que muchas más almas encuentren ese camino seguro en estos tiempos!

¡Cuánto sufre Mi Corazón al ver a las almas perdidas y distraídas!

¿Hasta cuándo la humanidad soportará esta condición inferior?

Dios creó a cada uno de ustedes para que fueran felices y, a través de Mi Amadísimo Hijo, tuvieran vida en abundancia. Por eso, estoy decidida, en cada momento y en cada nuevo paso; e incansable voy detrás de cada uno de Mis hijos, aunque muchos sientan, en este tiempo, que nada acontece y que no hay una solución.

La Eterna Madre silenciosa y orante vigila, a través de Sus Ojos de Amor, a cada uno de los Hijos de Dios, especialmente a aquellos que se han condenado al fuego del infierno, aun estando en vida en esta superficie. Porque en esencia, hijos Míos, todos son Hijos de Dios, todos vienen aquí a redimirse y a reconciliarse con los niveles superiores.

Dios les Ha dado esta escuela para que puedan aprender y crecer interiormente; y Yo, como buena Madre, que los ama y que los guía, les ofrezco Mi Corazón para que puedan tener un lugar en donde sentirse refugiados y amparados de las tribulaciones de estos tiempos.

Pero también les ofrezco Mi servicial Mano para que se tomen fuerte y puedan seguir los pasos que Yo les indico espiritualmente; porque Mi deseo ardiente, queridos hijos, es que el mundo deje de vivir el sufrimiento y viva la paz.

Pero es necesario, hijos Míos, que aun en estos tiempos críticos tengan muy presentes sus elecciones y decisiones, porque la paz vibra en todo el universo y en toda la Creación, y puede estar presente en el corazón de cada hijo Mío.

Por eso, ¿comprenden que es importante una decisión correcta?

Así, nunca les faltará la paz si no descuidan la vida interior, la vida del espíritu. Porque por más que vivan el caos de estos tiempos como humanidad y como planeta, sentirán la fortaleza del Espíritu Santo, el fuego inextinguible del Amor de Mi Hijo que, como una sagrada antorcha de Luz, iluminará los tiempos de oscuridad y de tribulación; para que, a través de sus almas como buenos instrumentos de Dios, otras almas reencuentren el camino hacia la Casa del Padre. Porque ustedes saben, hijos Míos, que día a día muchas almas pierden el camino hacia la Casa de Dios.

Aquí, Yo no les vengo a hablar de algo religioso, vengo a hablarles de algo profundamente espiritual e interno. El mundo y la humanidad necesitan reconocer que están aquí por un Propósito Mayor y por una causa infinita que muchos todavía desconocen.

A pesar de este tiempo de dolor y de angustia en el mundo, Yo vengo a abrirles una vez más la puerta de Mi Corazón Inmaculado para que sientan la presencia de Mi Amor Consolador, pero también vengo a abrirles la puerta de la consciencia y del discernimiento, porque la humanidad ya no puede seguir precipitándose.

Por eso, hijos Míos, primero protéjanse de ustedes mismos para después protegerse del mundo. Unan a sus familias a través de la oración, porque lo necesitarán en este tiempo final. En el Reino de los Cielos está todo lo que ustedes necesitan, aun en este ciclo de intensa purificación.

Yo les enseño a no perder la confianza en Dios.

Yo los invito a confiar en el Amor de Mi Hijo, el Cristo.

Yo los llamo a entregar sus miserias a Mi Corazón Inmaculado.

Porque todo, hijos Míos, tiene una solución para Dios; aun en los aprendizajes dolorosos, todo tiene una causa espiritual y un porqué. Por eso, no cuestionen sus pruebas, sus purificaciones ni sus desiertos.

Anímense abiertamente a atravesar estos tiempos de tribulación con valentía; porque les aseguro, hijos Míos, que sus propias experiencias de vida los ayudarán no solo a fortalecerse, a comprender la vida del espíritu, sino también a ayudar a sus seres queridos y semejantes, porque la puerta de la redención está abierta para todos.

El Padre Celestial, después de muchos años, de muchos esfuerzos, de muchas entregas verdaderas e incondicionales, Ha derramado aquí Su Gracia, una Fuente de rescate y de reparación para las almas sedientas, depositando aquí espiritualmente uno de Sus Sagrados Cielos para que las almas reencuentren el camino hacia el Padre, el sentido de la vida y la razón de vivir en estos tiempos, porque nada es una casualidad, hijos Míos, todo tiene una razón espiritual, y Yo estoy aquí para que lo sepan.

Para comprender la magnitud de esta Gracia, que uno de los Sagrados Cielos de Dios toque con Su Luz silenciosa e imperceptible a este Núcleo-Luz, a este punto de Luz, y a toda esta ciudad y a este país, vengo a pedirles que construyan aquí la Fuente de Cristo, el Supremo Curador, para que las almas se puedan lavar, purificar y beber de la Fuente de las Gracias del Corazón de Cristo.

Esta pequeña Fuente será un manantial de bendición para las almas, como también en el momento de los Sacramentos.

Mi Hijo depositará, a través de Su Fuente, la bendición y la Gracia que las almas necesitan.

El próximo año, Mi Hijo vendrá aquí a bendecir esa Fuente. Tendrán un año para su manifestación.

Porque como ustedes saben, Mis queridos hijos, la sed de las almas es muy grande, pero más grande es la sed que siente Mi Hijo por las almas cuando no consiguen percibir que Su Corazón está repleto de Misericordia y de Amor por ellas, que Su Corazón desborda de tantas Gracias por no poder depositarlas en los corazones sedientos.

Por eso, vengo a pedirles esta simple y humilde Fuente de Cristo, el Supremo Curador, para que las almas encuentren las Leyes de Cura que tanto necesitan.

Confíen, confíen absolutamente en el Amor Mayor que siempre bendecirá a cada uno en cada nuevo paso, en cada nuevo desafío, en cada nueva experiencia de vida.

Esta Sagrada Fuente de Cristo, que por Amor hoy les pido, será dedicada especialmente a los no nacidos; para que la Fuente de las Gracias de Cristo, el Supremo Curador, enmiende los errores del aborto y de la interrupción de la vida de los más pequeños e inocentes, porque alguien, hijos Míos, en los Cielos, debe asumir a esas almas en pena.

Como un gesto de renovación y de Amor Maternal, volveré a consagrar a nuevos Hijos de María.

Se pueden acercar.

Hoy, ustedes serán las flores que ofreceré a Dios, sus almas a los Pies del Altísimo; tan diferentes entre sí, pero unidas en el mismo amor y bajo la misma causa espiritual, el Amor incansable de su Madre Celestial.

Pueden venir aquí Cristiano y Riad de Siria.

Vean, en niños tan pequeños, la fortaleza de grandes espíritus que cruzaron y atravesaron los umbrales de la guerra para encontrar aquí, en Brasil, un espacio y un lugar de amor y de esperanza.

Por eso, bendigo este momento, consagro a estos Mis hijos más pequeños y a todos ustedes que están aquí presentes, ante Mí, para hacer un voto eterno de unión Conmigo, de ser hijos de oración y de Misericordia, almas que se abrirán a servir a Dios, por un solo fin, el de aliviar el sufrimiento del mundo y de las almas que claman por ayuda en todo este planeta.

Su tarea espiritual será orar por los que sufren y por los que están desamparados.

Hijos amados, bajo la autoridad que Mi Hijo Me concedió como Esclava y Sierva del Señor, como Madre de los ángeles y Madre de todas las almas de la Tierra; por los méritos alcanzados durante la Dolorosa Pasión de Jesús y las Siete Agonías de la Madre Celeste; por todas las Gracias que el Padre Me concedió y que hoy deposito sobre todos Mis hijos, los que se consagran y los que están aquí, Yo los bendigo y los consagro como Mis hijos, Hijos de María, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hijos, les agradezco una vez más por su respuesta.

Sigan adelante, afirmados en la fe, confiados en la esperanza, sostenidos por Mi Amor.

Les agradezco.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Vamos a cantar todos juntos “Tierra de María” para celebrar este momento de consagración.

¡Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das!

En este encuentro, Te honramos, Señor.

Sábado, 11 de noviembre de 2023

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL NÚCLEO-LUZ SAGRADO CIELO, BELO HORIZONTE, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Queridos hijos:

Mientras el mundo se hiere a sí mismo, que descienda el Sagrado Cielo de Dios, para que los ángeles transformen el odio y la venganza en paz y en amor.

Mientras las guerras agreden a los más inocentes y desprotegidos, que descienda el Sagrado Cielo de Dios, para que las familias protejan sus hogares y los niños tengan un futuro feliz.

Mientras el aborto interrumpe la cadena espiritual de la vida y de la armonía en el mundo, que descienda el Sagrado Cielo de Dios, para que la célula de la familia esté amparada y apartada de las invenciones del mal.

Mientras los refugiados y exiliados buscan con desesperación un futuro de esperanza y de justicia, que descienda ahora el Sagrado Cielo de Dios, para que los más necesitados reciban lo que tanto necesitan y estén libres de las temibles redes del tráfico humano.

Mientras la división en las familias coloca a cada miembro enfrentado con su propio hermano o hermana, que descienda el Sagrado Cielo de Dios, para que se cierren las puertas inciertas.

Mientras las ideologías son la tendencia que confunde y divide a los corazones de Mis hijos, que descienda el Sagrado Cielo de Dios, para que el Espíritu Santo dé entendimiento y sabiduría a cuantos lo necesitan.

Que descienda Mi Sagrado Cielo de Dios para que los que sufren sean aliviados y alcancen la Misericordia de Dios.

Invoquen al Sagrado Cielo de Dios para que se alcance la paz.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Les bendice,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz

Sábado, 4 de noviembre de 2023

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL ENCUENTRO DE ORACIÓN DEL DÍA 8

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Mantengan la paz mientras estoy presente, porque el mundo necesita de paz.

Agradezco la respuesta de Mis hijos, la respuesta inmediata y sensata de todos los que se reúnen en este momento alrededor de la Madre de Dios, así como los ángeles de Dios están reunidos en este momento.

Regreso a Mi amada y predilecta Casa de Figueira, porque este lugar, bendecido por Mi Padre que está en los Cielos, Me ha abierto las puertas para que Yo pudiera llegar al mundo entero.

Por eso hoy, vengo a aliviar sus heridas; vengo a hacer desaparecer sus tristezas; vengo a hacer desaparecer sus agonías, para que de este mundo y de esta humanidad desaparezca el sufrimiento, que se ha agravado en estos tiempos.

Por eso, les vuelvo a decir, una y otra vez, que no pierdan la fe. Yo estoy aquí y Soy su Madre, que los guía y que siempre los guiará al camino seguro, el camino bendito hacia el Corazón de Dios.

A pesar de que este tiempo sea desconocido, a pesar de las dudas o aun de las incertidumbres, es hora de que confíen en el Supremo; porque Yo estoy aquí para abrirles la puerta hacia el Supremo. Yo estoy aquí para conducirlos hacia la Verdad y no Me cansaré de hacerlo, hijos Míos.

Por eso, llego aquí de forma incansable para que Mis hijos se restauren en Mi Corazón, para que siempre sepan que habrá un destello de la Esperanza de Dios que podrá brillar más allá de la oscuridad del mundo, más allá de la propia oscuridad interior.

Sean valientes, y decididos sigan los pasos de Mi Hijo. Él necesita construir el nuevo tiempo, a través de Sus apóstoles y servidores. Él necesita, de forma imperiosa en este momento, que haya testigos de Su Amor; porque el mundo no puede vivir sin el Amor de Dios, las almas no pueden vivir sin el Amor de la Fuente.

Ustedes saben que esto es así, hijos Míos. Por eso, Yo vengo aquí en el nombre de ese Amor Mayor, de ese Amor de Dios que los reunió a todos desde el principio para construir las bases de esta Obra Espiritual, formada por el Cuerpo Místico de Cristo, por medio de todas las almas que se congregan y que se autoconvocan, para que en este tiempo sean parte del ejército de Cristo, sin miedo a nada.

Hijos, mientras estoy aquí, en la alegría de este reencuentro con cada uno de ustedes, Yo les pido: confíen y despójense, para que la humanidad pueda ser despojada de sus conflictos, ambiciones y guerras.

El primer paso lo deberán dar ustedes mismos, porque son más conscientes que los demás, porque han sido agraciados por los tesoros del Cielo y de la Tierra. Solo eso es lo que les pide Mi Hijo, que den los pasos que Él necesita que ustedes den; porque es urgente que, en la superficie de la Tierra, estén presentes los Nuevos Cristos. Y esto no es para mañana, esta aspiración de Cristo es para ahora.

Sus espíritus fueron formados a través de la Palabra del Señor, pero sus consciencias también fueron forjadas para vivir la transformación, la purificación y luego la redención.

¿Por qué le temen a lo que están viviendo y atravesando en este tiempo, si están viviendo lo que ya estaba escrito?

El Amor de Dios siempre será mayor que todas las cosas. Ese Amor Mayor y Divino siempre los abrazará y los colmará, y si fuera necesario, Mis amados, el Amor de Dios les permitirá que Yo tenga a sus almas en Mis Brazos para enseñarles aún más sobre el Amor de Dios, el Amor de Dios que besa y que consuela, así como una buena madre besa y consuela a sus hijos.

Esto es lo que el mundo necesita en este tiempo, no puede perder el sentido y el camino del Amor Mayor; porque el Amor Mayor les hará comprender al semejante, los ayudará a aceptar todas las situaciones y todas las condiciones, por más difíciles que sean. El Amor de Dios siempre los ayudará a superarse a ustedes mismos, porque el Amor del Padre es el fiel testimonio de Su Presencia.

Lo que hoy sucede aquí, es obra del Amor de Dios; es Gracia de Mi Hijo, el Cristo; es Amor maternal de Mi Corazón por Mis hijos.

Por eso hoy, Yo vengo a prepararlos no solo para los próximos tiempos, sino también vengo a prepararlos para que vivan en estos días los encuentros con Mi Hijo, sabiendo que ya son los últimos encuentros, en los que sus almas y espíritus podrán beber de esa Fuente del Amor Consolador y Misericordioso, que disolverá todo mal y que los renovará por dentro para que puedan tener vida en abundancia.

Hagan esto por la humanidad, den los pasos por aquellos que no los dan, oren por los que necesitan de oración, vivan y tengan un gesto de amor y de misericordia por el prójimo.

Porque Mi ardiente deseo de Madre es que ya se sientan apóstoles del Cristo Redentor, viviendo la vida del apostolado, de la misión y del servicio; y no buscando ser apóstoles, aun en estos tiempos críticos, porque en sus corazones están todas las llaves que Mi Hijo les entregó para abrir las puertas al conocimiento mayor, para entender la existencia y la condición humana, para que esa condición humana no sea juzgada ni condenada, sino comprendida y aceptada a través del Amor de Dios que puede vivir perpetuamente en ustedes y se puede renovar a través de cada nuevo Sacramento.

Sepan que, cada vez que reciban un Sacramento, estarán delante de las puertas del Paraíso; porque los Sacramentos que Mi Hijo instituyó no solo son Gracias reparadoras, sino son oportunidades para que las almas se reencuentren consigo mismas y retomen el camino hacia el infinito Propósito.

Lo último que quiero decirles en esta noche, en la que puedo sentir un poco del amor de cada uno de Mis hijos, es que confíen en las virtudes y en los dones que Dios les regaló, porque cada vez que escuchen la Palabra de la Divina Jerarquía, cada vez que sean capaces de repasar Nuestros Mensajes para comprender un poco más lo que les decimos y todo en lo que los instruimos, están recibiendo la oportunidad de vivir los Dones de Dios. 

Y la primera escuela para poder vivir los Dones de Dios es que puedan vivir ustedes mismos el Amor de Cristo, que los unge y los santifica en cada momento, cuando se arriesgan a colocar sus rodillas sobre el suelo para pedir Perdón y Misericordia, no solo por ustedes mismos, sino también por el mundo.

Que, a las puertas de la próxima Maratón de la Divina Misericordia, Mis hijos recuerden que siempre son agraciados y bendecidos, ante la emergencia de estos tiempos, ante millones de almas que, viviendo en la oscuridad, en el sufrimiento y en la guerra, no consiguen ver la Luz y el Amor de Dios.

Por eso, sus ofrecimientos son importantes en estos tiempos para que las almas se puedan salvar, especialmente las que más necesitan de la Misericordia de Cristo. Y eso no es solo con los que están lejos de aquí, sufriendo de una forma verdadera y, hasta diría, inexplicable, sino también con las almas que necesitan de salvación que podrían estar aquí entre ustedes, sin que lo perciban.

Por eso, amen lo que viven, amen cada nuevo ofrecimiento. Esto es lo que el Padre Celestial necesita para que Su Misericordia descienda al planeta y la Nueva Humanidad pueda ser una realidad.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Nos colocamos de pie.

La Madre nos va a enseñar una simple oración, para que nos animemos a imitar a María.

Repetimos:

 

Divina Madre,
consagra mi corazón,
para que pueda sentir
como siente Tu Corazón.

Divina Madre,
consagra mis ojos,
para que mis ojos puedan ver
como ven Tus Ojos.

Divina Madre,
consagra mis labios,
para que mis labios sean como Tus Labios,
que oran perpetuamente
por las almas y por la Creación.

Divina Madre,
consagra mis manos,
para que mis manos sirvan
con caridad y misericordia,
así como Tus Manos sirven
con caridad y misericordia,
marcando en cada paso un gesto de Amor.

Divina Madre,
consagra mis pies,
para que mis pies caminen
así como caminan Tus Pies,
buscando incesantemente la senda de Cristo, Nuestro Señor,
y confiando plenamente
en el Propósito de Nuestro Creador.

Divina Madre,
consagra mi alma,
para que mi alma viva
el mismo júbilo que vive Tu Alma
al responder en cada paso al Llamado de Dios.

Divina Madre,
consagra mi espíritu,
para que mi espíritu esté unido a Dios,
así como Tu Espíritu está unido al Padre eternamente.

Divina Madre,
despoja mi ser completamente,
así como Tú Te despojaste ante Dios,
siendo una Esclava perpetua de Su Proyecto.

Amén.



Vamos a pedirles a los sacerdotes que traigan los elementos aquí, para la consagración de la Eucaristía, que haremos junto con la Madre Divina.

Mientras tanto, vamos a entonar los Nombres de Dios y a intentar que esta oración, que María nos enseñó, pueda resonar en cada parte de nuestro ser, así como resuena en cada parte de nuestra Madre, en Su Espíritu, en Su Alma y en todo Su Ser.

Así, vamos a hacer nuestro ofertorio, el ofertorio más profundo de nuestro corazón, para que Cristo pueda estar entre nosotros en este momento; así como María nos trae a Su Hijo en este momento, en Divinidad y en Espíritu.

Vamos a cantar estos Nombres de Dios junto a la Madre Divina, invocando la presencia de los ángeles.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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