Queridos hijos:
A pesar de que hoy es Mi último Mensaje para esta Vigilia de Oración, deseo que sus voces y oraciones sigan resonando en este Universo Creador.
Ahora que ustedes ya saben cómo sostener de forma orante el planeta, continúen acompañando a Su Madre Celeste en esta misión de amor y de salvación de las almas de la humanidad.
Ahora que ya son Mis soldados y guerreros orantes consagrados, Yo los invito a que cada uno, en este día, asuma espiritualmente a una nación de la Tierra, para que no solo a través de la Vigilia de Oración, sino también todos los días, esa nación esté presente en sus oraciones.
Es así que ustedes, queridos hijos, imitarán a la Madre de Dios cuando Ella coloca bajo Su Manto a todas las naciones de la Tierra.
Yo los llamo, hijos Míos, a que asuman este ejercicio espiritual con las naciones de una manera consciente, porque cada uno de ustedes ya me demostró cómo lo puede hacer y cumplir.
Por eso, estoy agradecida porque durante estos años la Vigilia de Oración haya ido creciendo internamente en el compromiso que las almas tienen que asumir por la humanidad y por el planeta.
Aspiro a que sigan siendo soldados y guerreros de la oración que transforma la condición humana y que transmuta las corrientes contrarias.
Ahora que ya aprendieron a encender el espejo del corazón, es tiempo de que ese espejo no solo entregue amor y servicio al mundo, sino también que ese espejo del corazón mantenga su contacto y comunión con lo Alto, más allá de las circunstancias y de las pruebas.
Queridos hijos, en este día del último Mensaje para la Vigilia de Oración, Yo puedo decirles que podrán seguir asumiendo y respondiendo a este llamado de orar por las naciones de la Tierra, y que ahora, no solo orarán por una de las tantas naciones del mundo, sino que también incluirán en sus intenciones a los ángeles de las naciones, los que en este tiempo, debido a la situación espiritual de la superficie de la Tierra, están teniendo mucho, mucho más trabajo que el que tuvieron en otros tiempos.
Yo los invito a unirse y a apoyar a los ángeles de las naciones, para que ellos consigan mantener el orden, la justicia, la paz y la unión entre los pueblos.
Es así, hijos míos, que en este día, Su Madre Celeste, los designa sucesores de esta tarea y compromisos internos, ya que la Madre de Dios seguirá con ustedes, pero ahora, atendiendo al resto del universo y de la Creación.
En cada momento de oración, Mi Corazón Espejo podrá estar con ustedes y ustedes podrán estar en Mi Corazón.
¡Les agradezco por haber respondido a Mi llamado en estos años!
Los bendice y los ama,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz